Don Arcesio era un hermoso viejito, con alma y cara de bonachón. Mi profesor de mecanografía en el Sena.
Que digo profesor, era un maestro, de esos verdaderos maestros que con solo mirarlos se aprende de ellos. Su cultura, su don de gentes, su amabilidad, pero ante todo el respeto con que trataba a todas las personas.
Exigente como el que más. Cuando comenzaba su clase nos decía: vinimos a trabajar, vamos a hacer cantar estas máquinas y nos hacía repetir los ejercicios si nos equivocabamos en alguna letra.
Recuerdo una noche en clase, en un sexto piso, comenzó a temblar la tierra y Don Arcesio cerró la puerta del salón y no nos dejó salir, nos dijo péguense a las máquinas y cálmense que nada va a pasar y así fue. Cuando pasó todo, le dimos las gracias por que algunas de las personas que salieron de los salones se cayeron, o se golpearon en medio del desespero.
Don Arcesio: Donde lo tenga el señor, espero que sea muy felíz y muy bendecido por él. Muchísisisisimas gracias.
Don Arcesio, Un maestro para imitar!!!, Muy bien Martica
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